Mencey Tegueste

EL AIRE, denso y maloliente, guardaba las pocas palabras aprendidas una vez hecho Juan por el agua bendita de aquel inoportuno fraile castellano. La breve luz de la vela apenas daba lumbre al camastro en el que, a su pesar, reposaban sus huesos y músculos, doloridos por las fiebres extrañas que llegaron a la isla en los cuerpos extranjeros y que el suyo, agotado y vencido, no había logrado esquivar. La bravura de otras edades, la que de niño le impulsaba a trepar la ladera hasta alcanzar la añepa de su abuelo Betzenuriia, Tinerfe "el Grande", y alzarla victorioso como ocurriera años después en la primera batalla de Acentejo, había quedado vaciada en esos mismos barrancos cuando no pudo más que ceder para evitar una mayor matanza de los suyos. Fue ése el inicio de su final, aunque pareciera ante su hijo que aceptaba de buen grado la subordinación al de Lugo y al dios que había traído a su tierra aquel ejército de usurpadores de piel pálida y voz extraña. El muchacho interpeló incansable a su progenitor, pero siempre había obtenido el silencio como respuesta o una mirada tan severa de los ojos de Tegueste que lo obligaban a callar de inmediato y esperar a que algún día le hablara. Ese día había llegado, tal vez adelantado por su propio deseo de no servir más a un señor impuesto por la espada y de recuperar el nombre que le puso su padre al nacer, con el cual había reinado en su propia comarca antes de la tragedia y con el que se alzó al frente de sus guerreros contra los invasores después de que el mar escupiera a éstos en las playas de Añaza. Teguazo, al que también debió bautizar y llamar Juan, apretaba su mano y le pedía en su lengua: "Dígame por qué, padre. Dígame por qué". Tegueste sentía la muerte venir y, aunque bautizado, invocaba a Achamán, su dios supremo, y a Chaxiraxi, su diosa madre, mientras se esforzaba en mantener la vista en su hijo tratando de evitar el último aliento que lo arrebatara de la vida sin haber complacido a éste. Buscó en su organismo maltrecho la fuerza precisa y, por vez primera en veinte días de padecimiento, habló: "Debía ser de esta manera, hijo mío, para salvar tu vida. No quise ser preso, y si hubiera lanzado mi cuerpo al abismo tú habrías sido hecho esclavo y enviado a los reyes oscuros lejos de aquí. Pero ahora tendrás quien cuide de ti. Quédate junto al capitán Guillén. Él te protegerá. Vivirás libre y podrás contar a tus hijos y nietos quiénes somos, para que nuestro pueblo siga vivo en ustedes aunque otros crean que nos poseen. Así, la sangre de Bencomo, Tinguaro y Bentor no habrá sido derramada en balde". Y, apretando sus párpados como cegado por una luz repentina, expiró.

Juan Bosco

Colección Guanches Cuadro nº 23

(Boceto en acuarela de 110 cm. x 70 cm., proyecto del gran óleo definitivo actualmente en proceso)

sábado, 19 de febrero de 2011

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domingo, 5 de septiembre de 2010

FORO DE IDEAS PARA TEGUESTE

FORO DE IDEAS

¿IDEAS? para mejorar la calidad de vida de los TEGUESTER@S :
Más actividades para nuestros hijos y mayores que no tienen muchos sitios para poder entretenerse durante las vacaciones y los días normales quiero decir de Lunes a Viernes de todo los meses del año.
Porque no utilizamos una parte del mercadillo mejor dicho la parte de abajo como sitio para jugar juegos de mesa por ejemplo parchis, oca, domino, cartas, ajedrez, futbolín, villar, tenis de mesa, cuenta cuentos, cine para los menores de dibujo animados, etc.…

Como efecto, produciría más asistencias al mercadillo los sábados y domingo.